Sunday, February 26, 2006

La naturaleza humana en Hobbes

THOMAS HOBBES

LEVIATÁN
(1651)

Editora Nacional
Madrid
1979

Capítulo XIII[i] DE LA CONDICION NATURAL DEL GENERO HUMANO,
EN LO QUE CONCIERNE A SU FELICIDAD Y MISERIA

Los hombres iguales por naturaleza: La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales[ii] en sus facultades corporales y mentales que, aunque pueda encontrarse a veces un hombre manifiestamente más fuerte de cuerpo, o más rápido de mente que otro, aun así, cuando todo se toma en cuenta en conjunto[iii], la diferencia entre hombre y hombre no es lo bastante considerable como para que uno de ellos pueda reclamar para sí beneficio alguno que no pueda el otro pretender tanto como él[iv]. Porque en lo que toca a la fuerza corporal, aun el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran en el mismo peligro que él[v].
Y en lo que toca a las facultades mentales, (dejando aparte las artes fundadas sobre palabras, y especialmente aquella capacidad de procedimiento por normas generales e infalibles llamado ciencia, que muy pocos tienen, y para muy pocas cosas, no siendo una facultad natural, nacida con nosotros, ni adquirida (como la prudencia) cuando buscamos alguna otra cosa) encuentro mayor igualdad aún entre los hombres, que en el caso de la fuerza[vi]. Pues la prudencia[vii] no es sino experiencia, que a igual tiempo se acuerda igualmente a todos los hombres en aquellas cosas a que se aplican igualmente. Lo que quizá haga de una tal igualdad algo increíble no es más que una vanidosa fe en la propia sabiduría[viii], que casi todo hombre cree poseer en mayor grado que el vulgo,' esto es, que todo otro hombre salvo él mismo, y unos pocos otros, a quienes, por causa de la fama [222][ix], o por estar de acuerdo con ellos, aprueba. Pues la naturaleza de los hombres es tal que, aunque puedan reconocer que muchos otros son más vivos, o más elocuentes, o más instruidos, difícilmente creerán sin embargo, que haya muchos más sabios que ellos mismos: pues ven su propia inteligencia a mano, y la de otros hombres a distancia[x]. Pero esto prueba[xi] que los hombres son en ese punto iguales más bien que desiguales. Pues generalmente no hay mejor signo de la igual distribución de alguna cosa que el que cada hombre se contente con lo que le ha tocado.
De la igualdad procede la inseguridad: De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros fines[xii]. Y, por lo tanto, si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden ambos gozar, devienen enemigos[xiii]; y en su camino hacia su fin (que es principalmente su propia conservación[xiv], y a veces sólo su delectación[xv]) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse y viene así a ocurrir que, allí donde un invasor no tiene otra cosa que temer que el simple poder de otro hombre[xvi], si alguien planta, siembra, construye, o posee asiento adecuado, pueda esperarse de otros que vengan probablemente preparados con fuerzas unidas para desposeerle y privarle no sólo del fruto de su trabajo, sino también de su vida, o libertad. Y el invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro frente a un tercero[xvii].
De la inseguridad procede la guerra: No hay para el hombre más forma razonable de guardarse de esta inseguridad mutua que la anticipación; esto es, dominar, por fuerza o astucia, a tantos hombres como pueda hasta el punto de no ver otro poder lo bastante grande como para ponerle en peligro. Y no es esto más que lo que su propia conservación requiere[xviii], y lo generalmente admitido[xix]. También porque habiendo algunos, que complaciéndose en contemplar su propio poder en los actos de conquista, los llevan más lejos de lo que su seguridad requeriría, si otros, que de otra manera se contestarían con permanecer tranquilos dentro de límites modestos, no incrementasen su poder por medio de la invasión [223], no serían capaces, de subsistir largo tiempo permaneciendo sólo a la defensiva[xx]. Y, en consecuencia, siendo tal aumento del dominio sobre hombres necesario para la conservación de un hombre, debiera serle permitido.
Por lo demás, los hombres no derivan placer alguno (sino antes bien, considerable pesar) de estar juntos[xxi] allí donde no hay poder capaz de imponer respeto a todos ellos. Pues cada hombre se cuida de que su compañero le valore a la altura que se coloca él mismo. Y ante toda señal de desprecio o subvaloración es natural que se esfuerce hasta donde se atreva (que, entre aquellos que no tienen un poder común que los mantenga tranquilos, es lo suficiente para hacerles destruirse mutuamente), en obtener de sus rivales por daño, una más alta valoración; y de los otros, por el ejemplo.
Así pues, encontramos tres causas principales de riña[xxii] en la naturaleza [224] del hombre. Primero, competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria[xxiii].
E1 primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad; y el tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre.
Sin Estado civil hay siempre guerra de todos contra todos: Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que les obligue a todos al respeto[xxiv], están en aquella condición que se llama guerra; y una guerra como de todo hombre contra todo hombre[xxv]. Pues la guerra no consiste sólo en batallas, o en el acto de luchar; sino en un espacio de tiempo donde la voluntad de disputar en batalla es suficientemente conocida[xxvi]. Y, por tanto, la noción de tiempo[xxvii] debe considerarse en la naturaleza de la guerra; como está en la naturaleza del tiempo atmosférico. Pues así como la naturaleza del mal tiempo no está en un chaparrón o dos, sino en una inclinación hacia la lluvia de muchos días en conjunto, así la naturaleza de la guerra no consiste en el hecho de la lucha, sino en la disposición conocida hacia ella, durante todo el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario. Todo otro tiempo es PAZ[xxviii].
Las incomodidades de una tal guerra: Lo que puede en consecuencia atribuirse al tiempo de guerra, en el que todo hombre es enemigo de todo hombre, puede igualmente atribuirse al tiempo en el que los hombres también viven sin otra seguridad que la que les suministra su propia fuerza y su propia inventiva. En tal condición no hay lugar para la industria; porque el fruto de la misma es inseguro. Y, por consiguiente, tampoco cultivo de la tierra; ni navegación, ni uso de los bienes que pueden ser importados por mar, ni construcción confortable; ni instrumentos para mover y remover los objetos que necesitan mucha fuerza; ni conocimiento de la faz de la tierra; ni cómputo del tiempo; ni artes; ni letras; ni sociedad; sino lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y para el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta[xxix].
Puede resultar extraño para un hombre que no haya sopesado bien[xxx] estas cosas que la naturaleza disocie de tal manera a los hombres y les haga capaces de invadirse y destruirse mutuamente. Y es posible que, en consecuencia, desee, no confiando en esta inferencia derivada de las pasiones[xxxi], confirmar la misma por experiencia[xxxii]. Medite entonces él, que se arma y trata de ir bien acompañado cuando viaja, que atranca sus puertas cuando se va a dormir, que echa el cerrojo a sus arcones incluso en su casa, y esto sabiendo que hay leyes y empleados públicos armados para vengar todo daño que se le haya hecho, qué opinión tiene de su prójimo cuando cabalga armado, de sus conciudadanos cuando atranca sus puertas, y de sus hijos y servidores cuando echa el cerrojo a sus arcones? ¿No acusa así a la humanidad con [225] sus acciones[xxxiii] como lo hago yo con mis palabras? Pero ninguno de nosotros acusa por ello a la naturaleza del hombre. Los deseos, y otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecado. No lo son tampoco las acciones que proceden de esas pasiones, hasta que conocen una ley que las prohíbe[xxxiv]. Lo que no pueden saber hasta que haya leyes. Ni puede hacerse ley alguna hasta que hayan acordado la persona que lo hará.
Puede quizás pensarse que jamás hubo tal tiempo ni tal situación de guerra; y yo creo que nunca fue generalmente así, en todo el mundo. Pero hay muchos lugares donde viven así hoy. Pues las gentes salvajes de muchos lugares de América, con la excepción del gobierno de pequeñas familias, cuya concordia depende de la natural lujuria, no tienen gobierno alguno; y viven hoy en día de la brutal manera que antes he dicho. De todas formas, qué forma de vida habría allí donde no hubiera un poder común al que temer puede ser percibido por la forma de vida en la que suelen degenerar, en una guerra civil, hombres que anteriormente han vivido bajo un gobierno pacífico.
Pero aunque nunca hubiera habido un tiempo en el que hombres particulares estuvieran en estado de guerra de unos contra otros, sin embargo, en todo tiempo, los reyes y personas de autoridad soberana están, a causa de su independencia, en continuo celo, y en el estado y postura de gladiadores; con las armas apuntando, y los ojos fijos en los demás; esto es, sus fuertes, guarniciones y cañones sobre las fronteras de sus reinos e ininterrumpidos espías sobre sus vecinos; lo que es una postura de guerra[xxxv]. Pero, pues, sostienen así la industria de sus súbditos, no se sigue de ello aquella miseria que acompaña a la libertad de los hombres particulares.
De una tal guerra, nada es injusto: De esta guerra de todo hombre contra todo hombre[xxxvi], es también consecuencia que nada puede ser injusto. Las nociones de bien y mal, justicia e injusticia, no tienen allí lugar[xxxvii]. Donde no hay poder común no hay ley. Donde no hay ley, no hay injusticia. [226] La fuerza y el fraude son en la guerra las dos virtudes cardinales. La justicia y la injusticia no son facultad alguna ni del cuerpo ni de la mente[xxxviii]. Si lo fueran, podrían estar en un hombre que estuviera solo en el mundo, como sus sentidos y pasiones. Son cualidades relativas a hombres en sociedad, no en soledad. Es consecuente también con la misma condición que no haya propiedad, ni dominio, ni distinción entre mío y tuyo; sino sólo aquello que todo hombre pueda tomar; y por tanto tiempo como pueda conservarlo[xxxix]. Y hasta aquí lo que se refiere a la penosa condición en la que el hombre se encuentra de hecho por pura naturaleza; aunque con una posibilidad de salir de ella, consistente en parte en las pasiones, en parte en su razón.
Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz: Las pasiones[xl] que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza de obtenerlas por su industria. Y la razón[xli] sugiere adecuados artículos de paz sobre los cuales puede llevarse a los hombres al acuerdo. Estos artículos son aquellos que en otro sentido se llaman leyes de la naturaleza[xlii], de las que hablaré más en concreto en los dos siguientes capítulos.

Capítulo XIV

DE LAS LEYES NATURALES PRIMERA Y SEGUNDA, Y DE LOS CONTRATOS

Qué es el derecho natural: El DERECHO NATURAL, que los escritores llaman comúnmente ius naturale, es la libertad que cada hombre [227] tiene de usar su propio poder, como él quiera, para la preservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida y, por consiguiente, de hacer toda cosa que en su propio juicio, y razón, conciba como el medio más apto para aquello.
Qué es la libertad: Por libertad se entiende, de acuerdo con la significación apropiada de la palabra, la ausencia de impedimentos externos, impedimentos que a menudo pueden arrebatar a un hombre parte de su poder para hacer lo que le plazca, pero no pueden impedirle usar del poder que le queda[xliii], de acuerdo con lo que le dicten su juicio y razón[xliv].
Qué es una ley de la naturaleza; diferencia entre derecho y ley: Una LEY DE NATURALEZA (lex naturalis) es un precepto o regla general encontrada por la razón, por la cual se le prohíbe al hombre hacer aquello que sea destructivo para su vida, o que le arrebate los medios de preservar la misma, y omitir aquello con lo que cree puede mejor preservarla, pues aunque los que hablan de este terna confunden a menudo jus y lex, derecho y ley, éstos debieran, sin embargo, distinguirse, porque el derecho consiste en la libertad de hacer o no hacer, mientras que la ley determina y ata a uno de los dos, con lo que la ley y el derecho difieren tanto como la obligación y la libertad, que en una y la misma materia son incompatibles.
Por naturaleza todo hombre tiene derecho a todo: Y dado que la condición del hombre (como se ha declarado en el capítulo precedente) es condición de guerra de todos contra todos, en la que cada cual es gobernado por su propia razón, sin que haya nada que pueda servirle de ayuda para preservar su vida contra sus enemigos, se sigue que en una tal condición todo hombre tiene derecho a todo[xlv], incluso al cuerpo de los demás. Y, por tanto, mientras persista este derecho natural de todo hombre a toda cosa no puede haber seguridad para hombre alguno (por muy fuerte o sabio que sea) de vivir todo el tiempo que la naturaleza concede ordinariamente a los hombres para vivir. La ley fundamental de la naturaleza: Y es por consiguiente un precepto, o regla general de la razón, "que todo hombre debiera esforzarse por la paz, en la medida en que espere obtenerla,[228] y que cuando no puede obtenerla, puede entonces buscar -y usar toda la ayuda y las ventajas de la guerra, de cuya regla la primera rama contiene la primera y fundamental ley de naturaleza, que es buscar la paz, y seguirla, la segunda, la suma del derecho natural, que es defendernos por todos los medios que podamos.
La segunda ley de naturaleza: De esta ley fundamental de naturaleza, por la que se ordena a los hombres que se esfuercen por la paz, se deriva esta segunda ley: que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están tanto como él, a renunciar a su derecho a toda cosa en pro de la paz y defensa propia que considere necesaria, y se contente con tanta libertad contra otros hombres como consentiría a otros hombres contra él mismo. Pues, en tanto todo hombre mantenga su derecho a hacer toda cosa que quiera, todos los hombres estarán en condición de guerra. Pero si otros hombres no renunciaran a su derecho como él, no hay entonces razón para que nadie se despoje del suyo, pues esto sería exponerse a ser una presa (a lo que no está obligado hombre alguno) antes que disponerse a la paz. Esto es aquella ley del Evangelio: todo aquello que requerís otros os hagan, hacédselo a ellos, y aquella ley de todo hombre, tibi fieri non vis, alteri ne faceris [no hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti].
Qué es renunciar a un derecho: Renunciar al derecho de un hombre a toda cosa es despojarse a sí mismo de la libertad de impedir a otro beneficiarse de su propio derecho a lo mismo, pues aquel que renuncia, o deja pasar su derecho, no da a otro hombre un derecho que no tuviera previamente, porque no hay nada a lo cual no tuviera todo hombre derecho por naturaleza, sino que simplemente se aparta de su camino, para que pueda gozar de su propio derecho original, sin obstáculo por parte de aquél, no sin obstáculo por parte de un otro, por lo que el efecto para un hombre de la falta de derecho de otro hombre no es sino la equivalente disminución de impedimentos para el uso de su propio derecho original.
Qué es la renuncia a un derecho: Un derecho es abandonado ya sea por simple renuncia a él o por transferencia a un otro. Por simple [229] RENUNCIA, cuando no le importa en quién recaiga el consiguiente beneficio. Qué es transferir un derecho: Por TRANSFERENCIA, cuando su intención es que el consiguiente beneficio recaiga en alguna persona o personas determinadas. Obligación, deber, injusticia: Y de un hombre que en alguna de estas maneras haya abandonado o entregado su derecho se dice entonces que está OBLIGADO 0 SUJETO a no impedir a aquellos a los que se concede o abandona dicho derecho que se beneficien de él, y que debiera y es SU DEBER no dejar sin valor ese acto propio voluntario, y que tal impedimento es INJUSTICIA Y PERJUICIO, por ser sine iure, por haber sido el derecho anteriormente renunciado, o transferido. Por ello, el perjuicio o la injusticia, en las controversias del mundo, es algo así como aquello que en las disputas de eruditos se llama absurdo, pues así como allí se llama absurdo a contradecir lo que se mantuvo al principio, así, en el mundo, se llama injusticia y perjuicio a deshacer voluntariamente aquello que desde el principio se había voluntariamente hecho. La forma en que un hombre renuncia simplemente, o transfiere su derecho, es una declaración o significación por algún signo o signos, voluntarios y suficientes, de que así renuncia o transfiere, o ha así renunciado o transferido lo mismo a aquel que lo acepta. Estos signos son o solamente palabras, o solamente acciones, o, (como con más frecuencia ocurre) tanto palabras como acciones, y son las RESTRICCIONES por las que los hombres están sujetos y obligados, restricciones que derivan su fuerza no de su propia naturaleza (pues nada se rompe con más facilidad que la palabra de un hombre), sino del temor a alguna mala consecuencia por la ruptura. [230]

GUIA DE PREGUNTAS

1. ¿En qué se fundamenta la tesis de que todos los hombres son iguales por naturaleza? 2. ¿Cómo se refuta la tesis antigua de que los hombres son naturalmente diferentes? 3. ¿Qué se deriva de la tesis de la igualdad natural entre los hombres? 4. ¿Por qué razón el aumento del dominio es necesario para la propia conservación en el estado natural? 5. ¿Es el hombre naturalmente sociable? ¿Por qué? 6. ¿Cuáles son las causas del conflicto? 7. ¿Por qué el estado de guerra universal se deriva necesariamente de la naturaleza del hombre? 8. ¿Podría caracterizar el método científico en Hobbes? ¿Cómo se contrastan las hipótesis? 9. ¿Cuándo una acción es mala o pecaminosa? 10. ¿Por qué razón la justicia no es natural? 11. ¿Cuáles pasiones inclinan a los hombres a la paz y cuáles a la guerra? 12. ¿En qué consiste el derecho natural? 13. Defina la libertad natural para Hobbes. 14. ¿Qué es una ley natural? 15. ¿Cuáles son las dos primeras leyes naturales?
[i] Hobbes, Thomas: Leviatán, Madrid, Editora Nacional, 1979, pp. 222-230.
[ii] Contra las tradiciones antigua y cristiana, que suponían que hay diferencias naturales entre los hombres, los pensadores modernos como Hobbes y Descartes parten del principio de la igualdad natural de todos los hombres.
[iii] Es decir, si se toman en cuenta todos los elementos, las falencias de algunos se compensan con el desarrollo de otros.
[iv] No puede negarse que, de hecho, hay diferencias: unos son más fuertes o más hábiles que otros. Sin embargo, las diferencias empíricas no justifican o fundamentan las diferencias de derecho.
[v] Téngase presente que el invento de las armas de fuego había tornado irrelevantes la diferencias de fuerza o destreza militar para los combates.
[vi] Las capacidades racionales son iguales en todos los hombres. Las diferencias de deben a que las mismas capacidades se aplican a objetos diferentes o en tiempos diferentes.
[vii] La prudencia es el conocimiento de lo que se hace, de la acción. Es un conocimiento que se desarrolla a partir de la experiencia, en el que las diferencias se generan en la diversidad de las experiencias y no en la diversidad de las capacidades.
[viii] Hobbes sostiene que las diferencias no se basan en un fundamento real sino en la imagen inadecuada que cada hombre tiene de sí mismo. Los hombres tienden a imaginarse que son más fuertes o más inteligentes que los demás o que la mayor parte de los otros.
[ix] Los números entre corchetes indican la paginación de la edición de referencia.
[x] Hobbes argumenta que la imagen que cada hombre tiene de sí mismo está distorsionada por cercanía al mismo tiempo que la de los otros está distorsionada por lejanía. Así como las cosas que están más cerca nos parecen más grandes que las que están lejos, así también cada hombre está más cerca de sí mismo que cualquier otro y por esa cercanía se ve como superior a los demás.
[xi] El mismo argumento fue sostenido por Descartes, si bien no es una prueba sólida.
[xii] En el desarrollo de la primera parte del libro, Hobbes estudió la naturaleza del hombre, su constitución física, biológica y psicológica, ahora trata de reconstruir lo que pasó originariamente con ese hombre, cómo se relacionaron entre sí. Como todos los hombres son naturalmente iguales en sus capacidades, pero los recursos para la supervivencia son escasos, naturalmente han tenido que luchar entre sí, han tenido que luchar para conseguir aquello que necesitan para sobrevivir. En esa situación, todo hombre tiene que ver a los otros como una amenaza potencial para su propia conservación. Aunque uno pueda haber desarrollado una fuerza o un poder como para no estar en peligro en lo inmediato, siempre está la posibilidad de que venga otro que tenga más fuerza y que le quite todo. Esto genera una situación de enorme inseguridad.
[xiii] Usualmente, se explica el conflicto remitiéndolo a alguna desigualdad, es decir, se supone que son las desigualdades las que conducen a los hombres a la discordia y a la guerra. Hobbes demuestra aquí que es la igualdad natural la que conduce a la guerra y a la enemistad de todo hombre con todo otro hombre.
[xiv] Todos los seres vivientes persiguen la auto conservación. Hobbes parte del principio de inercia para explicar las acciones de los seres vivientes así como Galileo se había basado en él para explicar el movimiento de todos los cuerpos naturales.
[xv] A veces, la finalidad que los hombres persiguen en sus acciones es tan sólo el propio goce o placer.
[xvi] Es decir, cuando todavía no se ha constituido el poder del Estado, cuya fuerza es superior a la de cualquier individuo.
[xvii] Como no hay límites naturales al derecho a la auto conservación, y como la defensa más efectiva es atacar primero, ningún hombre puede estar seguro en el estado natural.
[xviii] En el estado natural, la mejor defensa es la anticipación, es decir, atacar primero.
[xix] Se admite universalmente que todo hombre tiene derecho a defender su vida. Si la única defensa posible es la anticipación, entonces, todo hombre tiene derecho a anticiparse a los otros y atacarlo antes.
[xx] Hobbes argumenta que, aun cuando algunos hombres quisieran permanecer en una actitud defensiva, sin invadir o agredir a los otros, no podrían subsistir a la larga sin anticiparse a la conquista de los otros.
[xxi] Hobbes refuta la tesis aristotélica que sostenía que el hombre es un ser esencialmente social, afirmando lo contrario: el hombre es un ser antisocial por naturaleza.
[xxii] Se exponen aquí las causas del conflicto y de la guerra: competición, inseguridad y gloria. Hobbes explica las acciones de los hombres señalando las causas, las pasiones que conducen a la discordia.
[xxiii] Esto es muy interesante: tanto Hobbes como los pensadores británicos posteriores como Locke y Hume, cuando se preguntan por qué los hombres actúan de determinada manera, siempre buscan la causa en alguna pasión, en algún impulso o en alguna tendencia natural, que los lleva a actuar de esa manera. Cuando se pregunta por qué la guerra, por qué el conflicto, encuentra algunos motivos, algunas tendencias en la naturaleza humana que los lleva a pelear, que los impulsa a luchar. Esos motivos son: la competencia, es decir, como los recursos son escasos es necesario que los pretendientes luchen entre sí para ver quién se queda con lo que se necesita para sobrevivir. Una segunda causa es la inseguridad: el que se siente inseguro, procura protegerse y para ello se pone a la defensiva. Para defenderse mejor busca anticiparse al otro, atacarlo primero. Y el tercer motivo de conflicto es lo que Hobbes llama la “gloria” (en otros términos: el honor) y es algo así como cuando mi autoestima se ve dañada por algún otro. Cada uno tiene un sentimiento de autovaloración, y cuando algún otro cuestiona esa autovaloración, o sea, cuando lo valora por debajo de lo que él se valora a sí mismo, uno lo toma como una ofensa. Esos son los tres motivos de conflicto, los tres motivos que están como tendencia natural a la guerra en el hombre.
[xxiv] Naturalmente, por sus pasiones, los hombres tienen a agredirse y atacarse. Sólo una fuerza superior ha podido poner límites a estas tendencias naturales que, por ser tales, no pueden suprimirse ni superarse. Sólo pueden limitarse o contenerse por medio de una fuerza mayor.
[xxv] ¿Por qué es una guerra de todos contra todos? Porque cualquier otro individuo es una amenaza potencial para mi seguridad, para mi conservación, porque va a tratar de sacarme lo que yo necesito para vivir. En consecuencia, todo otro hombre es un enemigo, y por eso es un guerra de todos contra todos. No es una guerra de un bando contra otro bando, sino que es una manifestación de la insociabilidad del hombre. Contrariamente a lo que pensaban los antiguos (Aristóteles, por ejemplo, que sostenía que el hombre es un ser naturalmente social, que se constituye como hombre en la sociedad, en relación con otros), lo que Hobbes plantea es que el hombre es naturalmente antisocial, porque todas las condiciones naturales lo llevan a estar enfrentado con todos los otros hombres. Así que potencialmente cada uno es enemigo de todos los otros.
[xxvi] La guerra no se define por la batalla efectiva, por el hecho del conflicto, sino por la disposición o tendencia a él. Si alguien está a la defensiva y dice “al que me toca le pego”, eso es una situación de guerra. Puede ser que no esté peleando ahora, pero en la medida en que manifiesta que lo va a hacer ante cualquier signo, eso ya es una posición de guerra, es una predisposición manifiesta a combatir, eso ya es guerra. Es inconcebible que alguien estuviera luchando todo el tiempo; la guerra se define por estar en esa disposición a luchar.
[xxvii] Habla del “tiempo” no como una sucesión de momentos sino como el clima. La situación de guerra es como un clima de guerra, una atmósfera de guerra. Por ejemplo, cuando se habla del tiempo atmosférico, se dice que hay un “clima de lluvia”, eso no quiere decir que esté lloviendo permanentemente, porque hay momentos en que no llueve, sino que las condiciones son de lluvia. Es lo mismo cuando se habla de condición de guerra o de “tiempo de guerra”.
[xxviii] Nótese que no define la guerra por oposición a la paz, sino al revés. La guerra es el tiempo normal, el estado natural, y la paz es todo el tiempo que no es de guerra. Es decir, el estado “positivo” es el de la situación de guerra y la paz es una negación de la guerra, es el tiempo de excepción. Mientras que las teorías antiguas suponían que el estado natural es la paz y la guerra una excepción, Hobbes invierte esta concepción.
[xxix] Hobbes expresa aquí los deseos y objetivos de un nuevo sector social que aparece en los comienzos de la época moderna: la burguesía. Lo que se comienza a percibir es que el comercio y la producción fomentan la riqueza de los pueblos, y que todo factor que no permita el desarrollo del comercio y de la producción, es un factor que hay que tratar o de eliminar o de acotar lo más que se pueda. Y éste es el caso de la guerra. Lo peor que puede pasar para que no haya un crecimiento de las riquezas, un crecimiento económico, es que haya guerra. Lo que vemos como las peores consecuencias del conflicto, de la guerra, son que se imposibilita el crecimiento de las riquezas y que el hombre pueda vivir con cierta comodidad y tranquilidad, etc.
[xxx] Los supuestos del sentido común y de la experiencia ordinaria son muy diferentes, en muchos casos, de los supuestos de la ciencia. Dado que la opinión que sostiene que los hombres son seres sociales por naturaleza está tan difundida y admitida en la vida ordinaria, resulta “extraña” la tesis contraria, fundada en el principio de la igualdad natural.
[xxxi] La tesis de Hobbes se fundamenta en el principio de inercia (auto conservación), que está a la base de sus estudios sobre la naturaleza del hombre realizados en la primera parte del Leviatán. Dado que las personas que no están habituadas al trabajo científico pueden tener ciertas desconfianzas en las fundamentaciones demostrativas, Hobbes propone un método de prueba basado en la experiencia.
[xxxii] El desarrollo anterior del texto definió las características naturales del hombre. De ellas se sigue que un hombre está en una condición de guerra con cualquier otro hombre, es decir, que el estado natural es el conflicto. Después destacó las consecuencias negativas que se siguen de esa situación original. Planteó su tesis sobre la naturaleza humana, y ahora va a afrontar las objeciones que se le podrían hacer. La tesis de cómo se han originado las sociedades es: como los hombres son naturalmente agresivos, tienden a estar en guerra de todos contra todos, entonces, ha sido necesario crear un Estado que tenga una fuerza suficiente para controlar esa agresividad natural y que se pueda seguir un carril que permita cierta sociabilidad, por lo menos contener los efectos más nocivos de la guerra (la muerte violenta, el miedo, la inseguridad). El Estado cumple esa función promulgando las leyes y utilizando la fuerza y el poder de represión para controlar los efectos nocivos de la naturaleza del hombre. El Estado cumple la función de impedir que los hombres se maten, o se roben. Básicamente esa es su función, después permitiría que cada uno trate de satisfacer su deseo de la manera en que mejor le venga en gana, siempre y cuando no atente contra estas leyes. Ahora, se podría objetar varias cosas a esta hipótesis: ¿cómo se justifica?, ¿cómo se prueba que los hombres son naturalmente agresivos? Hobbes da algunas pruebas que avalan su hipótesis.
[xxxiii] Los hombres que actúan de esta manera (llevando escolta armada cuando viajan, poniendo rejas en sus casas, cerrando con llaves los objetos de valor), suponen que van a ser objeto de ataques y de robos. Están suponiendo la misma tesis que Hobbes, sólo que no lo expresan en palabras.
[xxxiv] Esta concepción de lo moral ha sido muy influyente en la tradición británica y norteamericana. Hobbes sostiene que no hay ni bien ni mal mientras que no hay ley. En la naturaleza no hay moral, ni tampoco hay derecho. En el estado natural vale todo. Lo único que se debe privilegiar son las fuerzas naturales, y éstas no son ni buenas ni malas. El deseo de autoconservación no es ni bueno ni malo: es un impulso natural. Mientras no haya leyes, mientras no haya prohibiciones, no hay tampoco ni bien ni mal, ni hay una noción de propiedad. La propiedad no es un hecho natural. Hobbes dice que la justicia y la injusticia no son facultad alguna ni del cuerpo ni de la mente. Pero para probar que la justicia no es algo natural, sino que surge con la ley, lo que argumenta es: la justicia no es ninguna propiedad natural del hombre en el sentido que no es una propiedad intelectual ni tampoco es una propiedad física. No es algo que podamos encontrar como una facultad, como la capacidad de aprender, como la capacidad de tomar decisiones, como las capacidades naturales. La justicia es una condición del hombre en sociedad y, además, como cada sociedad legisla particularmente, o sea, tiene sus propias convicciones y sus propias leyes, la justicia no es igual en todas las sociedades.
[xxxv] Hobbes señala tres experiencias históricas que corroboran su tesis general del estado natural de guerra: 1) Las noticias que se tienen de algunos pueblos en América hacia el siglo XVII. 2) Las experiencias de los países europeos (y fuera de Europa) que hay sufrido o sufren guerras civiles o guerras religiosas. 3) Las relaciones internacionales, donde hay una situación de guerra permanente de todos contra todos.
[xxxvi] No se trata de una guerra entre naciones o entre bandos o clases, sino de una guerra universal de todo hombre contra todo hombre.
[xxxvii] Contra la concepción cristiana, Hobbes sostiene que ni la moral ni la justicia son naturales. En un estado natural, en tanto no hay leyes (porque no existe un poder que las haga cumplir), tampoco hay bien y mal, justo o injusto. Tanto el orden jurídico como el moral se derivan de la ley y la ley sólo es posible cuando existe un poder capaz de hacerla cumplir o de castigar los crímenes.
[xxxviii] Hobbes cuestiona la tesis de que la justicia, el derecho, la moral o los valores sean ideas innatas o previas al surgimiento de las sociedades.
[xxxix] Tampoco acepta la concepción de la propiedad natural.
[xl] Como los pensadores británicos posteriores, Hobbes piensa que las acciones humanas remiten a causas naturales (pasiones) que motivan o “inclinan” a los hombres hacia ciertos actos. Si se han hecho cosas (ponerse en estado de guerra, crear la sociedad, establecer el derecho, etc.), ello sólo puede explicarse refiriéndolas a las pasiones que las han motivado. Así como antes determinó las pasiones que conducen a la guerra, aquí se ocupa de señalar las pasiones que conducen a la paz.
[xli] La razón no es una pasión y no puede ser causa de acciones. La razón es un instrumento de las pasiones: es la capacidad de discernir los mejores medios para alcanzar los fines que persigue la pasión.
[xlii] Las leyes naturales son conocidas por medio de la razón natural. Pero la razón por sí sola no es capaz de impulsar al hombre a cumplir con estas leyes.
[xliii] La libertad es una fuerza relativa al desarrollo del poder, es decir, sólo se puede hablar de libertad cuando se tiene el poder para hacer ciertas cosas, porque la falta de libertad es un impedimento para algo que puedo hacer naturalmente. No se puede decir que no tenga libertad de volar, porque no puedo volar naturalmente. Como no puedo hacerlo tampoco tengo impedimentos, solo soy libre de aquellas cosas que puedo hacer naturalmente, cuando hay algún impedimento eso limita mi libertad. Hobbes relaciona a la libertad con hacer lo que se desea teniendo en cuanta que el deseo más fuerte es el de autoconservación. La libertad sería hacer todo lo que está en mi poder para preservar mi vida. Si bien puede haber límites que se opongan a esta capacidad, a este poder que tengo, nunca puede haber un límite absoluto que no me permita hacer nada.
[xliv] El concepto de libertad en Hobbes es una determinación del principio de inercia galileano: movimiento libre de injerencias externas. Mientras que Galileo Galilei buscaba explicar el movimiento de los cuerpos naturales en general, Hobbes quiere explicar el movimiento de los cuerpos vivientes humanos.
[xlv] Que todo hombre tiene derecho a todo es lo mismo que afirmar que la libertad es infinita, que no tiene límites naturales. Análogamente, Galileo concebía la inercia como un movimiento infinito.

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